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Nos separamos a la misma vez. Nuestros ex eran amigos, así que a nosotras no nos quedó otra que hacernos amigas. Muy.
Las dos somos fanáticas de
Uma, cada vez que alguna llega con su nueva adquisición Uma, nos festejamos. Cuando nos juntamos a mirar películas con Al Pacino y/o De Niro, pegamos gritos agudos. Muy. Tanto que la gata de Lore, la
Vichy (igual que la marca de crema anticelulítica) sale corriendo del sillón a esconderse. Gran parte de nuestro tiempo vivimos en estados paranoicos. Lore cuando tiene que cruzar un puente a pie para tomarse el tren sufre de vértigo y entonces la mejor solución le parece que es cruzarlo agachada, gateando, con las manos en el piso. Cuando a mi me habla un extraño por la calle y es de noche, me asusto tanto que pego gritos y salgo corriendo. Ninguna heredó el gen futbolístico, quizá debido a que nuestra infancia no es argentina, Lore nació en España y yo en Venezuela. En pleno partido de la selección Lore decidió mudarse y llamar por teléfono al fletero. Por supuesto el fletero nunca apareció. Yo decidí ir a comprar ajíes al Coto, y cuando busqué al tipo que pesa los ajíes, por supuesto que tampoco apareció. Indignada fui a la caja y me explicaron: "señora, está jugando Argentina, cuando termine el partido vuelva". Nos da mucha mucha fobia pensar en unas vacaciones en carpa en cualquier lugar silvestre. Nos irrita la gente que habla de la "naturaleza" y los "paisajes". Compartimos el mismo problema: vivir en un país donde no hacen corpiños a nuestra medida. Aprendimos de a poco a ir al
cine juntas.
Pero lo que nos mantiene unidas es el absoluto desacuerdo que tenemos respecto al gusto por los hombres. Lore fantasea con un negro brasilero alegre, ágil, de conversación ligera y feliz, fortachón y mandado. Yo fantaseo con un finlandés pálido, cagado de frío, malhumorado, con crisis existenciales periódicas acerca del sentido de la vida.
La clave de la amistad entre las mujeres, evidentemente, es desear a hombres distintos.
Salut!
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