domingo, 30 de septiembre de 2007

Amor a primera vista

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¿Cómo llega un libro a mis manos? El señor obra de maneras misteriosas.
Está el que llega de la mano de un ex novio gay que en la ruptura decide regalarme "De profundis" de Oscar Wilde. Está el de Dolina que me regalaron mis ex compañeritas del colegio, con un gesto que pareciera confirmar que no me conocen. Está el que espiaba de mamá psicóloga "Las técnicas de la terapia sexual en la pareja" plagado de ejercicios e ilustraciones de posiciones sexuales. Está el del ex novio nerd, "Neuromante" de Gibson. Está el del otro ex novio editor que me envía las últimas novedades publicadas como "El kamasutra oral II". Y están los que caen en mis manos por azar, como "Hablando con el ángel", revolviendo la mesa de una librería. Abro una página sin pensarlo, leo y corro a la caja para que sea mío.

"¿Dónde estaba yo cuando mataron a Kennedy?
Entre las piernas de mi madre, naciendo.
Eso a Georgia le parecía genial.

Es el verano de 1978. Los dos tenemos catorce años.
Vamos al mismo colegio, a la misma clase.
Ella me detesta. Porque sí.

Lleva puestas tres cosas: un vestido de algodón, de cuello redondo, que le llega debajo de las rodillas, y unos zapatos negros con cordones.
Dice que la ropa interior es para hippies.
Tiene tres vestidos: uno negro, uno rosa y uno blanco.
Cada mes se tiñe el pelo de uno de esos colores.
También tiene cordones para los zapatos de colores diferentes.
Cuando más me gusta es cuando lleva el pelo blanco, el vestido negro y los cordones rosa.
Como el último día de clase."

(Peter Shelley, de Patrick Marber)



(Hablando con el ángel. Doce relatos inéditos de los mejores narradores anglosajones. Selección de Nick Hornby. Narrativa Salamandra, 2002)
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martes, 25 de septiembre de 2007

Lo tengo todo planeado

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Voy a estar caminando, preferentemente por una calle llamada “Agote” o “Arenales”, caminando distraídamente, digo, como si nada, como si no pasara nada, porque no va a estar pasando nada en ese momento, y me voy a topar con un cuarentón, canoso, alto, con el suficiente peso como para aplastarme cuando el vaya arriba, fanático del jazz, fumador de pipa, con un perro basset hound, con un sillón de cuero marrón en el living de su casa. Nos vamos a encantar y al poco tiempo nos vamos a ir a vivir juntos a una casa de dos pisos, donde uno le corresponda a él y otro a mí, donde un día yo me cruce a su zona y me quede a dormir, o el prefiera subir a mi cuarto (porque al final voy a elegir el primer piso) a pasar la noche juntos. Cada uno va a tener baños separados y a los dos años hijos en común. Yo voy a ser la caótica que siempre fui, torpe en la cocina pero compensándolo con todos mis aciertos musicales para las tardes cuando nos abracemos a la vuelta del trabajo. Él será un hombre paciente, muy paciente, que con dos miradas me hará entenderlo todo. Silencioso, un poco antipático y tímido, como me gusta a mí, ácido y con la voz muy grave, me dirá todas las mañanas:

-Buen día Flor.

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lunes, 17 de septiembre de 2007

No volví, esto es un bleff

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Conmovida por el cariño expresado por Bola ocho en su blog, La Otra, Blojeans y Betina, me animo a dejar un post en medio del desierto. En momentos difíciles y tristes, siempre recuerdo estas líneas:

I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched c-beams ... glitter in the dark near Tanhauser Gate. All those ... moments will be lost ... in time, like tears ... in rain. Time ... to die.

He visto cosas que ustedes humanos no creerían. El ataque de las naves incendiándose tras la espalda de Orion. He visto C-beams brillando en la oscuridad cerca de la entrada de Tannhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas bajo la lluvia. Tiempo de morir.


(Blade Runner // Philip Dick)
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