viernes, 22 de febrero de 2008

Resumen clase 20/02/08

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Hoy no fue un buen día. Oh, las palabras. Primero la mañana. Mi amigo que viene a suplirme las horas que concurro al taller llegó tarde, lo que hizo que yo llegue tarde al taller. Sólo un error basta para desencadenar una serie de acontecimientos enlazados. (Para quien haya visto Run Lola run, sabe que acá iría un fragmento de esa película a modo de ilustración). Él dijo "llego en 10 minutos", pero a decir verdad llegó 25 minutos después.
Ya cargaba con un error a las 10:38 am, cuando finalmente llegué al bar. Esta vez fui yo quien encontró a Rubén y Laura en una charla muy animada, sentados en las mesas de afuera. Metí alguna palabra, algo, pero no estoy muy segura de haber entendido la totalidad del diálogo. Luego llegó Fernando, vaya a saber qué serie de hechos desencadenados hicieron que llegue incluso más tarde que yo. Quizás un mal día del colectivero, un despertador roto, una pelea de madrugada.
Como dije, no fue un buen día. Y las palomas nos cagaban encima de tanto en tanto. Como si cada cagada fuese el intento de una paloma por decir algo. Rubén nos trajo amablemente un cuento de Gamboa, uno que fue la semilla de la novela que estuvimos leyendo en la otra clase. Lo trajo con la intención de que notáramos el proceso de escritura de un autor en particular, y cómo cada texto o intento es la posibilidad de una novela. Una semilla. No una cagada de paloma. Sin embargo, no pude contenerme y para cuando las palabras de Gamboa revoloteaban como las palomas por mi cabeza, sin destino, molestando, dije "a mí este autor me aburre". Ahí se produjo el segundo error del día. Oh, las palabras. Creo que Rubén entendió que lo que cuestionaba era el hecho de que ese escritor esté en el taller, porque dijo “yo traje este texto para que noten el proceso, cómo un cuento puede convertirse en una novela, no lo traje porque piense que sea genial” (Obviamente, las palabras empleadas no fueron exactamente así, y quizás aquí se produzca un error más).
Todos tratábamos de argumentar porqué era aburrido, o descriptivo, o discursivo, nos llenábamos de palabras, unas pisoteando a otras, superpuestas, alocadas, pero el único minimalista fue Fernando. “Yo digo que para qué aclara que hace frío si ya dijo que se calientan las manos en el fuego”
Cuando terminamos con Gamboa, Fernando leyó un fragmento del último ejercicio que nos había dado Rubén. Acá Fernando quizás todavía no se había dado cuenta, pero el asunto es que el día ya estaba comenzado y seguía en el mismo tono que al principio porque nos aclaró que faltaba una parte de su texto por un error con los archivos y las versiones. Y gracias al texto de Fernando fue que hablamos sobre el enlace de las palabras. O de las oraciones. O del sentido. Rubén nos dijo que eso que notábamos en el texto de Fernando se llamaba “cohesión”. (Un link sobre la cohesión textual, aprovechando que estamos en la plataforma del hiperlink).
Y el tema tuvo continuidad al leer mi texto, que por supuesto también tuve que aclarar que no estaba completo, que estaba a medio escribir. Rubén aprovechó el primer párrafo para evidenciar las decisiones que se toman al escribir. Un párrafo lleno de sujetos. Cada oración, un sujeto nuevo. Edición de videoclip. Un sujeto, un plano. Todo por corte. A esto se le sumó su contrapunto, que podría ser un párrafo más fluído, donde haya una predominancia de un único sujeto. Y no sé si fue antes o después, pero hubo un intervalo dónde alguien nombró Carver y “minimalismo” nuevamente. Por alguna razón me han vinculado a Carver. Sospecho que deben pensar que soy una fan de Carver. Esto no sé si es un error, o qué, pero yo no soy fan de nada. Me hace acordar a otro episodio con las palabras apenas llegada a Argentina, cuando tenía 10 años de edad. Una de las primeras preguntas que me hicieron fue: “¿Y vos de qué cuadro sos?”. A lo que pregunté “¿Qué es un cuadro?”. Porque por un momento pensé que se referían al cuadro de una pintura, al marco de madera que bordea una foto o dibujo. Ahí me explicaron lo qué era un cuadro, y entendí que era importante ser de algo. Así que por azar dije “Soy de Racing”.
El tema es que yo no sé de quién soy. No aún. Me gusta Carver, me gusta Cheever, Chéjov, pero también me gusta Jane Austen. No quisiera que por ser de Carver, un día quiera escribir la novela más descriptiva posible y no pueda, o que alguna barrera me impida disfrutar a Vallejo. Pero de alguna manera, presionados por las palabras, cada uno de nosotros se posicionó en alguna estética. La pregunta sería: ¿es necesario posicionarse? Yo creo que sí, o más bien, es inexorable adquirir una posición, eso ocurre por default. Lo importante, y quizás eso es lo que Rubén nos está tratando de decir, es saber que uno se está parando en un lugar. Ser consciente. De cada estética, recurso, situación en la literatura. Como un mapa que te dice “Usted está aquí”. Ahora.
Laura propuso cambiar el día de taller para la semana siguiente, y aquí todos tenemos que ser cuidadosos, porque es posible que se genere algún error de horario.
El día continuó para mí con más enlaces de palabras, problemas y acontecimientos. Tuve un malentendido en el banco, la recepcionista me explicó cómo funcionaba el mundo, “viste que en la vida hay pasos a seguir” cuando le pedí hablar con el gerente, porque de una u otra manera siempre me cagan parte de mi dinero o tiempo. Mi familia, en un típico gesto de clase media porteña psicoanalizada, insinuó que deberíamos asistir a una terapia grupal, cosa que tomé nota con pavor. Hubo otra seguidilla de intercambio de palabras confusas, arrastrando años de malentendidos. Mi psicoanalista, otro que trabaja con las palabras, quizá cansado de escuchar durante tantos años de trabajo con tanta gente diferente las mismas palabras de siempre: padre, madre, miedo, odio, cuernos, hijo de puta, soledad, dinero, angustia, sueños, no dijo mucho.
Más tarde, muy al final del día, llegó la noche y yo pensé que con tantos errores, intentos de aclarar, de decir, explicar, señalar, sería bueno dejar por un rato de lado las palabras. No escribir. No leer. Callarme y no decir nada más.
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16 comentarios:

r dijo...

El resumen deja bien en claro que el taller esta funcionando de mil maravillas. Hay oraciones muy buenas.

Anónimo dijo...

Quiero que sepas que "corre lola corre" (no sé cual es la traduccion al pais de origen) es una de las peliculas que mas me gusta. Mucho de cine no sé pero sin dudas el cambiar una cosa de lugar, o tardarte mas de un minuto en algo ya cambia el orden de las cosas. ¿Por eso sos simpatica y puntual?

Anónimo dijo...

la musica del azar...

Simpática y puntual dijo...

hola ri! thnxs

marinita... salvo por razones laborales, no soy muy puntual...

hola p de psicópata!!
no lo he leído, lo haré.
welcome!

Tommy Barban dijo...

A mí "el taller", cualquiera, no éste en particular que no tiene la culpa, me parece un suplicio y no me parece casual que lo más lindo que te he leído sea la crónica chilena escrita cuando habías puesto miles de kilómetros y una cordillera entre vos y el taller. Pero, de ir a uno, preferiría tener de tallerista a alguien como esa recepcionista de banco.

Anónimo dijo...

Divertidisimo, leido (siempre disfruto mucho tu sentido del humor).
Vivido si, parece un tanto agobiante.
No se mezclan talleres de literatura con psicoanalisis, a menos que estes dispuesta a seguir oyendo voces en tu cabeza a la una de la mañana, cual resaca de charla.
Saludos.

Simpática y puntual dijo...

querido tommy, aprecio tu comentario, gracias. sé lo contraproducente que puede ser el "taller". éste es uno cortito, de dos meses de duración, como un trajecito de verano. stefanía estuvo leyendo algunas cosas que estoy escribiendo por fuera del blog. cuentos. creo que ha llegado tu turno...

rogelio... en realidad no fue taan terrible, también ocurrieron cosas agradables ese día. pero viste como es la escritura. sino fuera por el sentido del humor, estaría en un loquero o en mar chiquita...
saludos

Tommy Barban dijo...

Dale, pasame lo que escribiste si está terminado.

Anónimo dijo...

la utilización de la palabra "taller" como novedad de actividad intelectual en el sentido de demuestra un "trabajo" siempre me dio mucha risa y me pareció una boludez. son esas modas ahora hay "talleres" de todo. y otra es "clínica", usada en el sentido de "vení que te enseño". no me gusta ninguna de las dos.

Anónimo dijo...

mellizo, no me queda muy claro si te parece una boludez la palabra, concurrir a uno, o la existencia de. no me voy a enganchar en una defensa de los talleres, porque, cómo dice mi post, yo no soy fan de nada. pienso que para una actividad en algún punto solitaria, como la escritura, por algún tiempo viene bien circular y escuchar a otros que están en más o menos lo mismo. además, sirven para testear los textos, siempre y cuando uno no sea ingenuo o demasiado permeable a la subjeteividad de los otros.
es raro porque ahora está de moda decir que "yo no voy a ningún taller, porque son todos una cagada" o "no sirven para nada". sin embargo en otros países es más común y nadie se acompleja por asistir a uno, al menos por algún período de la vida. carver concurrió al taller de gardner, dos tipos a los que sigo leyendo y me encantan. incluso en buenos aires, en el circuito del arte visual, lo más común es asistir al taller de algún pintor o fotógrafo. cómo siempre, hay talleres buenos y talleres pésimos.
yo concurro cada tanto a un encuentro privado con un escritor, y el tipo es un m-a-e-s-t-r-o.
en cuánto a las palabras, "taller" me parece que hace justicia porque se refiere a la construcción de algo. en cambio "clínica" es más dudosa porque pareciera que hace referencia a algo que está enfermo.

Anónimo dijo...

syp, me da risa la excesiva utilización de la palabra "taller" y por tanto me parece una gran boludez, no así esos espacios. pero si por armar algo se entiende podrían ponerle "astillero" ó "fábrica" ó "carpintería" ú "obra en construcción". no me diga que no se cansa de ver carteles que dicen "taller de como cebar mate", "clínica de básquet", o cosas así. jamás critico lo que no conozco, así que muy lejos estaría de poner en duda la validez de su espacio o de su profesor. lo que pasa es que estoy un poco harto de "talleres" y "clínicas". eso. niente piú.

Anónimo dijo...

No tengo tiempo para escribir mucho, porque me estoy yendo a comer en este mismo momento, pero déjeme decirle que me gustaría leer su diario, sería más interesante que el de Cheever.

Anónimo dijo...

hola alelí, bienvenida.
¿no te gustaron los diarios de él?

Anónimo dijo...

las etiquetas del blog de aleli son excelentes.

Anónimo dijo...

totally,
mi favorita es "roth genio"

Simplemente Yo dijo...

Un maravilloso y caótico día para ser leido. A ver cuándo nos vemos nena, que te extraño.