En una noche de árboles crispados, en que el viento agitaba las hojas con un secreto de susurros y la luz de la luna reflejaba un lustre plateado en los coches, Albert Einstein tuvo una epifanía: vio el espacio curvo.
Según narra Buzzati en "Cita con Einstein", Albert corrió agitado a tomar nota de su descubrimiento y avanzar en las investigaciones que estaba haciendo sobre el tema.
Pocos días después, un diablillo se le cruzó en el camino y le anunció la muerte. Einstein se rascó la cabeza y luego, con las cejas curvadas, le pidió al diablillo que le diera un mes para completar su trabajo.
El diablillo le concedió el tiempo pero, al cumplirse el mes, Einstein no había completado el proyecto. Le pidió, casi rogándole, que le diera un mes más. El diablillo accedió, pero ésta vez como ultimátum.
Al mes, Einstein se encontró con el ángel maléfico, pero el diablillo ya no estaba interesado. Parece que lo jefes de abajo, según dijo, estaban más que conformes con el resultado de Albert. El diablillo confensó que todo había sido un juego para presionarlo y que terminara el trabajo con buenos resultados.
Hace unos días mi profesor, a quién no le gusta ser llamado así, y por eso podríamos decirle "diablillo", porqué no, me informó que sino trabajaba duro y progresaba, sería expulsada del taller.
Agitada, retomé la corrección del cuento que estaba escribiendo. A la mañana siguiente me levanté 6:45 am para continuar en el bar de una estación de servicio y, más tarde, a la salida del trabajo, con la cabeza arrollada por un tren de urgencias inútiles, me senté en el bar de la esquina, y seguí corrigiendo hasta el final. Luego, fui a casa y tipié el texto. Lo leí varias veces hasta que lo envié por email.
La devolución fue un golpe: "Escribiste un cuento". Fue el primer cuento que cumplió todos los requitos para serlo. Después de varias vueltas, de la angustia, de la falta de fe, lo había logrado.
Comprender la geometría del género, lograr un punto de vista coherente, incorporar figuras retóricas, escribir una oración que exprese claramente una idea, componer un párrafo que responda a una consigna, notar que las palabras pueden tener varios sentidos a la vez en la prosa, para mí fue ver el espacio curvo.
4 comentarios:
al diablillo le diria que hace rato cumpliste con ese elenco de requisitos... pero enfin: congrats para tu EUREKA! qué linda sensación!
al diablillo le debo, entre muchas cosas, los autores que figuran en las fotos al costado del blog.
qué linda epifanía!
Muy bonita. A partir de ahora los cuentos no deberían bajar de ahí.
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