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viernes, 23 de enero de 2009

Cartas a Mazzeo

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"Fernando,

Por ahora empecé con la lectura de El grado cero de la
escritura
. La verdad que tenías razón: ahora sí me parece un texto
accesible, de hecho me encanta. Este Barthes sí que era un tipo inteligente.
Estoy subrayando el texto, así lo podemos comentar en el próximo encuentro.
De todas formas, copio acá algunas cosas que me van llamando la atención:

"Su elección (la del escritor) es una elección de conciencia, no de eficacia."

"La escritura es un acto de solidaridad histórica."

"La poesía moderna -la de Hugo, Rimbaud o Char- está saturada de estilo y es arte sólo por referencia a una intención de la Poesía."

(...)

¿Viste que una vez te dije que me parecía que la puntuación era parecida a las ecuaciones en matemáticas? Bueno, ahora pienso que el acto de escribir debe ser parecido a tocar el piano. Quizá la diferencia es que la lengua está adentro de uno, y el piano está afuera. Pero me parece que el pianista, cuando ejecuta, debe tener plena conciencia de la estructura y la composición."

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domingo, 14 de diciembre de 2008

¡Tuve mi primera hipótesis!

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Este año, una de las cosas que me hizo feliz fue la Universidad de Buenos Aires que, a pesar de todo, siguen en pie. Me anoté en Letras y cursé Literatura Inglesa: maravilloso programa sobre teatro inglés del siglo XX. Gracias a esta cursada, y a haberme animado a volver a estudiar, descubrí a mi último gran héroe: Terence Rattigan (no está en castellano, quizá me anime a escribir mi primer wiki), dramaturgo y guionista inglés de los años 40's y 50's.



Para la materia, hubo que escribir una monografía sobre la producción de algún autor; yo se la dediqué a Terence. Ésta fue mi hipótesis de trabajo:

"Los héroes de Rattigan nunca verbalizan en forma definitiva su conflicto, y si lo hacen, nunca desde un punto de vista grupal, generacional o de clase, sino que lo experimentan en forma individual, ya que su drama se da dentro de su propia clase, y no contra o en referencia a otras. Parte del sufrimiento de estos héroes radica justamente en esta imposibilidad, la de asociarse a otros, como ocurre en The Deep Blue Sea. El contra ejemplo de esta situación (que opera en la mayoría de las obras de Rattigan), es su obra basada en un caso real, The Winslow Boy, donde el héroe se enfrenta a su medio y al poder judicial, asociándose a otros, en este caso a su familia, pero el medio es tan oprimente y hostil que, incluso, saliendo victorioso, se ven las consecuencias del castigo y la marginación social, y de alguna manera, se reafirma la imposibilidad o dificultad de vivir el drama junto a otros pares."

Releyendo la hipótesis... ¿A qué me hizo acordar?


The Deep Blue Sea (1952)
Una chica casada con un juez, se enamora de un alcohólico.

The kind of melodrama a girl needs to be happy!



Una de las versiones cinematográficas de la obra.



Acerca de una de las últimas puestas de la obra, por el New York Times.


The Winslow Boy (1946)
Basada en el caso real, sucedido en 1908, del chico acusado de robar un giro postal en la Royal Naval College.

Incluye una chica sufragista!


Afiche para puesta de la obra en el 2004.


Versión cinematográfica de la obra, por el gran David Mamet.

Terence, escritor de belleza técnica, "an expert choreographer of emotion, and an anatomist of human emotional pain" (un experto en la coreografía de las emociones, y un anatomista del dolor emocional humano), fue marginado y duramente criticado luego de la aparición de la primer obra de la generación de los Angry Young Men, Look Back in Anger (1956), de John Osborne. Al tiempo, Terence se fue a vivir a las Bermudas, y a su vuelta, en los 70's, pudo ver algo del revival de su obra. Murió en 1977. Actualmente, es considerado uno de los mejores dramaturgos del siglo pasado.


Agradecimientos

A la Filósofa fucsia, que me asesoró con Carlyle en la bibliografía. Frase buena de Carlyle: “La literatura es también nuestro Parlamento”.
Al amigo, que me prestó un Peter Brook.
Al joven griego, que me hizo un mini tour por Puán.
A Ojo rojo, que me explicó el programa de Letras.
Al Gato Mazzeo, mi maestro, que si no leo a Barthes me aporrea, y que con sus palabras mágicas, eruditas y lacanianas, me ayudó a bajar de peso diciéndome: "No hay que parar de comer, hay que parar con la ansiedad acerca del comer".

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