viernes, 26 de enero de 2007

La grasada no mami

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Cuando le comento como loca, que estoy loca por la pollera que ví de lycra estampada en trama de leopardo en "Modas París" de la calle Charcas (cerca de Plaza Italia), ella (mi amiga andaluza) no duda en decirme: Oye tía, ¡qué a ti sí que te gusta la grasada!
Seguro pensaba ella en mi vincha acharolada roja, o en la musculosa de estampa cebra, en el llavero de peluche de vaca, que si se le aprietan las ubres hace muuuuuuuuuuuuuu. Quizás recordó la cinta scotch con manchas de tigre, o mi cinturón de lona lleno de lunares, o el remerón de lycra negro con flores rojas. No creo que ella haya pensado en la correa del reloj, piel símil de cocodrilo verde, que supe tener antes de conocerla, pero sí estalló en risa cuando le llevé unas canciones de Rocío Durcal. No, la grasada no mami, le dije. A mí lo que me gusta es el kitsch.
Me gusta tanto que cuando vuelva a comprarme un sillón, lo haré con la afamada estampa animal (animal print) de vaca o cebra, hermoso blanco y negro, bordeado de firuletes metálicos entintados en dorado. Seguramente me recostaré allí, envuelta en toalla, con mis aros grandes y fumaré en boquilla. Tendré la boca pintada de rojo carmesí, me pondré un aplique de frutas en la cabeza, a lo Carmen Miranda y las uñas serán rosadas (porque si de vestir la vida se trata, a mi me gusta color de rosa, o Hot Pink como define Samantha Jones en Sex and the City al rosado que le gusta). Sonará un bolero cantado por Luz Casal, creo que Piensa en mí, y entonces él tocará a mi puerta y nos besaremos eternamente. O no; o por ahí llega, me ve, sale corriendo, sin antes llevarse una banana del aplique de mi pelo para comérsela en el camino porque el potasio hace bien.
Grasada o kitsch, la cosa fue que ella me invitó a su casa dias después. Hablando y hablando, vino corriendo a mostrarme entusiasmada su nueva adquisición pre-filmación de un comercial; un ramo de rosas rojas de plástico, adquirido en Once.

-¡Mira lo que he conseguido, estoy fascinada! Me haré unas cortinas con ellas.
-¿Como harás la cortina?.
-Voy a coser flor a flor, y luego montaré varias de éstas a un sostén de madera.
-Qué lindo, me encanta -le dije. Y pensé: ¡Bienvenida al club de las flores pláticas, las bananas y los prendedores de la abuela! Yo, por como viene la mano, me hice vitalicia.
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2 comentarios:

Lorena Garcia dijo...

Te informo que la cortina está hecha. Mi habitación parece una caseta de la feria de abril.
besos mi amol.

Simpática y puntual dijo...

Perfecto. ¿Y cuándo la voy a ver?.