.
Entre los papeles acodados a cada lado de la mesa, las tazas de las anteriores mañanas, los libros dispersos que llegan hasta la cocina como un carril doblemano, los platos que se acumulan sin permiso y sin pudor, las toallas, las botellas vacías de agua, la ropa revuelta en el piso, la bolsa para llevar a la tintorería, las notas y cuadernos, lo que prometí entregar mañana a primera hora, los llamados, la cena, las cajas que aún no abrí luego de la mudanza, el corcho pinchado de quehaceres, la frazada arrollada y las palabras que no dejan de decirme que haga, salgo a frizarme la cara contra el viento de una Buenos Aires helada, pálida, muda y vacía de autos que pasan sin decirme nada.
.
5 comentarios:
Puedo enviarte saludos con un poco de primavera europea sin ninguna duda, y espero estes bien.
¿Rodrigo, amigo, sos vos?
pero qué les pasa a esos autos? son ciegos esos autos?
¡uy! qué bonita manera de piropear... cada vez me gusta más...
hace un tiempo le saqué foto a un auto rojo desde mi balcón. Todavía estoy esperando ver algo.
:)
Publicar un comentario