domingo, 25 de marzo de 2007

Sabés lo que pasa

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¿Sabés lo que pasa? Pasa que estoy en ese momento de la vida en que, por ponerte un ejemplo, esperás con expectativa la fiesta a la que te invitaron, te vestís, te maquillás, todo, y resulta que vas, llegás, y a los 10 minutos, como mucho, ya te estás pidiendo un taxi para irte. Son de esos momentos en que uno se está reubicando en la vida. Me puse a pensar que entre un novio y el otro, sumando, hace como 4 años que estaba en pareja. ¿Entendés? Incluso uno con convivencia y todo. Bueno y ahora tengo que salir a investigar, vivir sola de nuevo, el trabajo es una cosa a los 24 y otra a los 28, ¿viste?, ya no es gracioso caminar 40 cuadras porque te diste cuenta que te quedaste en cero hasta que volvés a cobrar. Yo super de acuerdo con Moura “todo el tiempo quiero estar enamorado”, pero por otro lado te juro que me agarra una fiacona… Y se le suma la crisis de los amigos, te empezas, o volvés a preguntar: ¿quiénes son mis amigos? Es la edad en que ya no llamás a ver quien quiere ver “Mis gloriosos hermanos”, vas solita, te comprás el pochoclo sin vergüenza y te lo masticás toda la peli haciendo crunch crunch y sabés que la mitad del cine te quiere matar pero te importa tres carajos. Incluso, y por favor no se lo cuentes a nadie, los domingos a la tarde me quedo feliz limpiando la casa, con "Heart of Glass" de Blondie a todo volumen, bailando con la escoba. Ya pasaste por la etapa de los gimnasios y tenés re claro que no vas a pisar otro más pagando la cuota al pedo, así que de una, te anotás en patinaje artístico sobre hielo con el profesor ruso, y ya ni pudor te da contarlo en las reuniones. Te hablo de ese momento en que acostarte con un desconocido no es interesante pero tampoco podés seguir curtiendo toda la vida con tus ex. Flirtear al pedo me aburre. Te dicen por ahí que estás muy selectiva, o muy criteriosa, o muy exigente, o que nada te viene bien, pero ¿qué querés que te diga?, yo la paso joya cuando voy a lo de G. y nos fumamos uno y miramos de un tirón Scarface, del orto. Mi ideal de un viernes a la noche, ¿cazás? Es más, no se lo confesé a nadie, pero me he vuelto de algunas salidas porque tenía más ganas de seguir leyendo o escribiendo, invento alguna excusa, y me rajo. También te agarrra una cosa con tus viejos, los extrañás, te das cuenta de cuanto los querés, y los querés aprovechar al máximo, porque de solo pensar que un día no van a estar te ponés muy mal. Me reconcilié con la idea de mamá, ¿te dije?, si tengo el nivel de humor y de bizarrez que tiene ella a los 60, voy a estar muy orgullosa de parecermele. Como que ya estudié, me recibí, incluso cursé un posgrado durante un año, laburé a full, puse el estudio, cada tanto expongo y justo ahora se me ocurre pegar un golpe de timón, ahora que la cosa marcha. Creo que vos me entendés, pasa que en unos días cumplo años, y estoy cerquita de los 30.
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¿Qué hago en Manila?. Virus en vivo.



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Las cosas que he escuchado

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- estás más gordita, ¿puede ser?
- che qué delgada que estás!
- ¿me parece o te crecieron?
- y… se te achicaron un poco…
- yo tengo amigos judíos, eh, ojo.
- yo te amo, eso no cuenta.
- no podés decirle eso, tenés que mentirle.
- no seas hipócrita, decíselo.
- vos sabés que yo nunca te haría eso.
- te veo un poco caída.
- tenés que parar con la hiperactividad.
- no seas animal.
- que tímida.
- sos mi mejor amiga.
- bueno, pero vos sabés que yo te quiero.
- eso es porque sos judía.
- eso es porque sos paranoica.
- eso es porque estás chapa.
- eso te pasa porque no administrás bien el dinero.
- eres inteligente, eh.
- pero que pedazo de pelotuda que sos.
- pero si te va bien, ¿cuál es el problema?
- bueno, son épocas…
- y sí, a todos nos cagaron así al menos una vez
- drogadicta.
- mojigata.
- ¿quieres hacer el favor de callarte, por favor?
- ¿tenés novio?
- ¿tenés novia?
- no puedo creer que te guste esa mierda
- ¿cuándo vas a dejar de morderte las uñas?
- ¿cuándo vas a ordenar este quilombo?
- ¿cuándo vas a aprender a cocinar?
- no, un tequila es mucho.
- no, cuatro tequilas es mucho.
- eres muy dura.
- a vos las drogas no te hacen nada, ¿no?
- y bueno, es cuestión de probar.
- yo jamás haría eso.
- como te gustan los monógamos.
- como te gustan los histéricos.
- y también hay cada boludo dando vueltas, que querés que te diga.
- te noto bien, ¿pasa algo?
- esa persona no es tu amiga.
- es que sos muy visceral.
- pero no te entiendo, ¿no era que querías que te lo cuente?
- yo que vos lo llamo.
- yo que vos le digo.
- el silencio es la mejor opción.
- ¿no era que te gustaba?
- ¿no eras vegetariana?
- eso es de trola.
- eso es de tímida.
- eso no se dice.
- sí, pero bancame.
- ¿pero vos nunca tuviste un orgasmo?
- te ponés cursi
- te ponés cínica
- eso es mucho para mí
- eso es poco para mí
- yo no te digo que te quedes con el primer boludo que se te cruce, pero tampoco existe el principito.
- no te digo que hagas eso, pero tampoco lo otro.
- si no llama en tres días, ya fue.
- ¿y para qué lo seguís viendo?
- yo en tu lugar haría exactamente lo contrario.
- no le puedes decir eso, tienes que mostrarle solo un 10% de ti.
- ¿y por qué no ponés en tu blog a la fiesta a la que vas a ir?
- a veces pienso que sos el amor de mi vida.
- me parece que nos conocimos en mal momento.
- ya sé que no te gusta, ¿pero no podés flirtearle un poquito?
- lo nuestro es una amistad amorosa.
- qué hippie que sos.
- qué snob que sos.
- qué moderna que sos.
- qué conservadora que sos.
- qué bizarra que sos.
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viernes, 23 de marzo de 2007

Beatblog

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(cámara digital, barrio chino, 2006)

“En el camino” lo leí hace mucho, mucho tiempo, años. Mi recuerdo, impresión, al menos el recuerdo que más recuerdo, era la idea de que las cosas sucedían entre viaje y viaje, entre salida y llegada, y no precisamente en el lugar de arribo. Las ciudades a las que llegaban Jack y sus amigos funcionaban como anclaje pasajero, como una consecuencia de la sumatoria de sucesos y reflexiones que ocurrían durante el traslado por la ruta. Uno podía ver el crescendo del tramo sobre ruedas y luego descansar un rato para cuando llegaban a destino. Lo que me atraía del libro, y de toda la idea, era eso: que la acción ocurriera en el transcurso, que los parajes fueran aleatorios, que la posibilidad de intuir o imaginar y luego asociar lo que venía, estuviera en pequeños signos desperdigados a lo largo de cada viaje. Una idea sencilla si uno la cuenta así, pero que tiene una fuerza enorme al condesar el estado de “en viaje” y la hermosa posibilidad de anclar por un período en un lugar.
Si hiciese un gráfico del relato, éste podría ser un pequeño diagrama que fuera una línea dibujada a lo largo de una hoja, con varios nodos o puntos regados en su longitud. Cada punto el lugar de destino, y cada tramo entre punto y punto, el viaje sobre ruedas. Una simple línea marcada con puntos. Como un mapa de ruta. Algo totalmente obvio.
Con los blogs me empezó a suceder lo siguiente, no solo al leer los de otras personas, sino al escribir el mío propio: empecé a trazar mentalmente una línea. Este acto no fue previo al momento de empezar a escribir un blog, sino luego de haber estado haciéndolo por 4 meses en continuo. Pensé que los blogs, que mi blog, bien podría ser un mapa de algunos pensamientos y emociones, y los posts, las ciudades a las que llegaban estos muchachos, en el sentido de que los posts funcionaban como parajes mentales de mi viaje. De la larga trama que se despliega a lo largo de mis días, de mi cotidiano, dibujar puntos en el blog. Mirando la totalidad del blog (al menos hasta este momento), puedo vislumbrar mi recorrido, y dar cuenta de cómo se van diseminando los temas o estados internos. Recojo pequeños signos desperdigados a lo largo del blog, como nace una idea, como aparece una nueva obsesión, como un dato secundario se convierte en material central al siguiente posteo.
¿Qué fue lo que ocurrió entre post y post? No aparece de manera visible, se intuye entre punto y punto de anclaje. El estado propio está latente entre post y post.
De pronto Bowie toma dimensiones inauditas, y de ahí pasamos a la soledad, y de ahí a la identidad, y de ahí…
Preguntas que surgen en el camino: ¿Cuándo termina un viaje? ¿En qué momento culmina un blog?.
Este tipo de preocupaciones son las que comparto sobretodo con R. Le comenté el asunto y R. me tiró un dato que yo atajé, agarré y traje corriendo para acá que es que Kerouac escribía en un rollo contínuo de papel y que así lo llevaba a las editoriales. Un continuum. Un registro contínuo. Jack un bloggero. Y aquí estamos nosotros, escribiendo blogs, dibujando nuestras líneas.
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martes, 20 de marzo de 2007

Otoño

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(cámara analógica, blanco y negro, revelado manual, 2004)

Sus rasgos y los míos, las caras angulosas, su pelo revuelto, la nariz pronunciada, las camisas rosas abrochadas hasta el cuello a lo mod, sus pantalones a rayas, el pantalón de lycra violeta que llevó a la presentación, todo él, su voz grave, su estar, su presencia sonando como un bajo, denso, profundo, ronco.
Mis agudos que intentaban tocarlo, las heridas, mis tiempos, mi tristeza.
Todo nosotros, como cuando caminábamos por la vereda, y me ponía del otro lado, por donde deben ir las damas me decía, entonces él se ubicaba del lado de la calle, y yo me cruzaba para que volviera a ponerme en mi lugar, y así infinitamente, para que me tome de la cintura otra vez. Jugábamos 5 cuadras seguidas, y ninguno se cansaba. De mirar, de cruzar, de los besos, de las manos.
Y después, después de las manos, vino el otoño, como ahora, como mañana. Como cuando nos conocimos.
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lunes, 19 de marzo de 2007

Fútbol

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Estuve sacando unas fotos en mi casa y mirándolas me dí cuenta que en una de ellas aparece la bandera argentina colgada.
¿Cómo llegó eso aquí?, me preguntó una vez cuando la vió colgando del perchero. Y bien... pensé en decirle lo siguiente (mi amiga considera que yo no quiero tener hijos, que nunca ví fútbol y que nunca me compraría una bandera argentina. Se equivoca en todo):
La tengo por el mundial de fútbol. Sí, el del año pasado. Me la compré y me la puse en la espalda, cual capa, una de las veces que jugó Argentina. Me había bajado del bondi para ir a casa a ver el partido, y me la compré justo en la esquina. Después subí y pedí empanadas (solo a mi se me ocurre pedir empanadas en este país a 10 minutos de empezar el partido, y pensar que alguien me va a tomar en serio) para mí y para Gladys. Vimos el partido juntas, el único tema fue que Gladys puteaba en peruano, usando unas palabras y tonos que nunca escuché antes en mi vida, me agarraban ataques de risa y nervios, y me desconcentraba. Lo que ocurre, es que para mí el mundial tiene su cosa. Cuando vivíamos con mi familia en Caracas (mi ciudad natal y toda mi infancia), vimos México 86 con otros amigos argentinos exiliados en Venezuela. Cuando ganamos, no sabés lo que fue el festejo. Salimos a la calle con el auto y con los amigos argentinos a tocar bocina, y nos topamos con una enorme tranca (tráfico en venezolano) de autos, bocinazos, argentinos y venezolanos borrachos bailando en las avenidas, papelitos, silbatos. Pura fiesta. Un momento argentino en pleno caribe caraqueño. Tengo imágenes dispersas, yo tenía 8 años, y entendía que en ese momento estaba sucediendo algo muy importante para todos los reunidos en ese encuentro.
Luego vino la vuelta (para mis padres) y la llegada (para mi y para mi hermano) a la Argentina, y con eso, la primera vez que me preguntaron en Buenos Aires “¿de qué cuadro sos?”. Ignorante y curiosa del asunto, pedí que me explicaran que era un “cuadro”, en primer lugar, y cuando me enteré (porque sí había entendido el imperativo de que había que ser de algo, o porque quizás, estaba probándome los trajes de mi nueva identidad argentina. Una identidad que carecía en ese entonces de Carlitos Balá, un aprendizaje tardío del himno nacional, haciéndose un lugar entre el “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó” del himno venezolano, un desconocimiento de las provincias argentinas, y muchísimas otras cosas más, si es que esto forma una parte importante en la construcción de una identidad. Una identidad a la que le sumé el pasaporte polaco, una identidad con cierto desapego por sus símbolos) pedí que me enumeraran los existentes. De todos los cuadros de la A y la B nombrados, opté por Racing, porque sí, porque me daba igual, por azar, o porque me gustó como sonaba y los colores que lo identificaban.
La primera vez que fui a una cancha, entonces, fue en River, en un partido por demás tranquilo, con muy poca gente, contra Platense. Nos llevó mi padre a mi y a mi hermano, para que viésemos. Mi sensación fue que yo me encontraba sentada en una enorme bandeja con un fondo verde aterciopelado, donde se dispersaban unas miguitas multicolores movedizas.
Al entrar a la secundaria, sostuve mi elección futbolística en base a nada, y solo por el gusto de ser fiel a mi descomprometida elección cuando me proclamé de Racing al llegar al país. Así fue que me hice muy amiga de Mariana, terrible hincha de Racing, y de Geraldine, moderada hincha del mismo. Cierto momento del año 96 nos reunió en la cancha de Avellaneda, para ir a ver juntas el clásico Racing-Boca. Me la pasé casi todo el partido, de espaldas, mirando la hinchada, la gente, observando las caras, los gestos, escuchando los gritos, las puteadas, los cánticos (“Brillará blanca y celeste la Academia Racing Club, y la Acade…"). Porque eso es lo que suelo hacer cuando concurro a eventos masivos, pero con la diferencia de que en los recitales sí me dejo intimar por los roces, porque no queda otra, por los saltos, por el festejo, por el baile, metida entre la gente. No llego a decir que sí al pogo, creo que al único al que fui convocada, arrastrada por mi hermano fue en una mega fiesta de cumpleaños de un primito (y éste es uno de los hechos que me da vergüenza ajena de mí misma), donde tocaba una banda de covers para adolescentes. Resulta que hacía mucho tiempo que mi hermano y yo no nos dirigíamos la palabra, y en plan de reconciliación, mi hermano se encargó de emborracharme durante toda la fiesta, proveyéndome de diversas y abundantes bebidas. En un momento los niñitos de 13 años, compañeros de nuestro primito, se juntaron en el medio del salón y desplegaron un importante pogo, al cual mi hermano no tuvo mejor idea (porque esto ocurrió hace poco, y la verdad es ya estamos grandes) que llevarme con él, para, entendí, decirme algunas cosas pendientes, claro, a su manera, antes de hacernos amigos nuevamente.
Pero el asunto al que yo quería llegar, era a lo que ocurrió luego de que finalizó el partido Racing-Boca, el cuál ganó alevosamente Racing por una goleada de 4 o 6 goles (no recuerdo exactamente). La vuelta en medio del triunfo racinguista, no fue sencilla, ya que los hinchas de Boca, estaban por demás furiosos. Nos tomamos algún colectivo en la avenida, y una vez adentro, en un semáforo que nos detuvo por un rato, un fanático de Boca nos apuntó a revólver en mano, desde la calle y a pocos centímetro de las ventanas abiertas del vehículo. Uno de los racinguistas del bondi, uno grandote, quiso bajarse para agarrarlo y cagarlo a trompadas, si es que no lo mataban primero. Todos comprendimos la situación, y nos arrojamos al piso, rogando que el colectivero arranque, pero el colectivero no arrancaba, y yo, asustada, solo se me ocurrió pararme y gritar: “Estoy embarazada!”, y pedir por favor que arranquen ya. Por suerte el señor colectivero se apiadó de mi supuesto embarazo, y salió velozmente. Creo que logré que el tipo no se baje a pelear con el sujeto armado, que no nos caiga un tiro de rebote, y bueno, también logré que me cedan el asiento.
Pero la verdad es que Racing en mi vida bien podría ser nada más que una elección acertada, si se tratase de construirme como un personaje loser. Lo que quiero decir, sencillamente, es que no miro fútbol, no tengo la menor idea de que posición ocupa Racing en la tabla, salvo por algunas excepciones como mirar el mundial, y no siempre. Han ocurrido mundiales en los cuales me he comportado apática y fobicamente, como en el del año 1998, en que me indignaban todos los comerciales que incluían la palabra fútbol o Argentina, lo cual quiere decir que me indignaban casi todos los comerciales de ese entonces.
Pensé en decirle todo esto. Y en parte se lo he dicho, de a fragmentos. Pero resumí y respondí:
Tengo la bandera por el mundial, porque cuando es el mundial, yo hincho por la selección argentina (hasta ahora los venezolanos no me han puesto en una encrucijada porque apenas si llegan a clasificar para algún mundial). Y eso también era cierto.
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sábado, 17 de marzo de 2007

Los chicos lo dicen con musiquita, nosotras con dibujitos

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Chico expresa enojo/dolor a chica.

La Ingrata. Café Tacuba




Esa Noche. Café Tacuba.




Chica expresa enojo/dolor a chico.


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(marcador tipo rotring, marcadores fluo, cinta scotch y computadora)
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miércoles, 14 de marzo de 2007

Los bichos son feos

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Esa vez llamé al portero. Me había ido a vivir sola por primera vez. Apenas tenía muebles, pero por suerte las cajas aún cerradas hacían de suplentes para la hora del café, de los cereales, del jugo de naranja. Las sábanas se desparramaban por sobre la cama, en grietas arrugadas, como terreno árido. Hice lifting de mi cama, estirando perfectamente el cubrecamas. Entre el vaivén del acomodo, percibí un zzzzzz. Qué asco pensé, y lo ví. Un moscardón enorme sobrevolando mi dos ambientes. Qué bicho espantoso. Realmente le tengo pánico a los insectos, a la mayoría de ellos. Son seres horripilantes, pequeños, movedizos, asquerosos, traicioneros, y lo que es peor, me están mirando siempre: desde las baldosas las cucarachas al caminar, desde un colgajo las arañas, desde el jardín de mi amiga, una serie de bichos innombrables, de los cuales desconozco su nombre, su forma, su proceder.
Así que cuando esa tarde de recién mudada, de mirar por la ventana del piso trece el fin de la ciudad, se metió ese bicho a mi departamento, el estómago y un fuerte escalofrío me echaron corriendo a la planta baja. No tuve la menor duda en huir. Me escapé agitada y le pedí a Pedro que por favor venga a sacarme el bicho que se me había metido adentro. Porque lo tenía adentro, adentro zumbando, adentro en los brazos paralizados, adentro en el ritmo cardíaco. Pedro subió conmigo por el ascensor haciéndome preguntas sobre el bicho en cuestión.
Como siempre, otro hecho vergonzoso para mi, y victorioso para el intruso, no había bicho que espantar. El muy hijo de puta se había escondido quien sabe donde. Pedro por supuesto pensó que yo era una doblemente pelotuda, y se fue. Pero de boluda nada, porque yo sabía perfectamente que el bichaco estaba echado, agazapado, en silencio, esperándome. Y así fue, cerré la puerta despidiéndome de Pedro, y en breve se encendió nuevamente el zzzzzzzzzz. No me quedó otra la verdad, ya que no podía volver a pedirle ayuda al portero por mantener algo de mi dignidad, qué perseguir al bicho con una toalla, tratando de acertarle y derribarlo al piso. No logré derribarlo, digamos, por no faltar a la verdad. Más bien, de un empujón, quedó medio bobo, y se metió sin querer en la bolsa de Coto que tenía colgada de la ventana. Rápida yo, solté la bolsa de la manija lanzándola por el aire hacia afuera. La bolsa se fue volando comandada por la moscarda que había quedado adentro de ella.
De los siguientes encuentros que tuve con éstas entidades, se encargó muy bien mi ex cuando vivíamos juntos.
Claro que, ahora vuelta a vivir sola, las cosas volvieron a cambiar. Es así, la vida nos da sorpresas, y claramente ésta no era graciosa. Tremenda y mutante araña irrumpió en mi cita con Clint Eastwood haciendo de detective, paseándose por la pared de mi casa. Ésta vez no podía llamar al portero Francisco siendo las 3 AM, y si me hubiese decidido por ir en busca del guardia, si es que no estaba durmiendo, la araña puta (porque ésta araña era mujer, fácilmente reconocible por sus paticas flacas y largas, por su actitud silenciosa y vacilante, por su porte anoréxico, por sus planes rumiantes, no así el moscón, que, como macho que era, zumbaba estruendosamente, con prepotencia y torpeza) seguro que aprovecharía el interín para esconderse, y entonces yo, habría terminado durmiendo con el enemigo. Tampoco era adecuado llamar a mis exnovios, amigos, analista, profesor de dibujo, padre, hermano, ni a ninguno de mis otros héroes. No. Esto era entre ella y yo. Así es que tuve que arreglármelas sola. Entré en una danza de pasos cortos, resbaladizos, yendo y viniendo, con el zapato de taco marrón en la mano, dudando si pegar el estampido o volverme corriendo hacia la puerta del departamento. Pensé en Raid, pero no tenía idea de donde lo había puesto cuando me mudé. Sentía que la araña asquerosa me oía respirar, que me estaba midiendo, decidiendo para dónde disparar, o peor, debatiéndose si me iba a atacar la cara o no. Tac!. La embestí con la suela del zapato. Una forma cónica semihundida quedó marcada en mi pared.
Culpa. ¿Y si en el fondo era un bicho bueno?. ¿Y si tenía planes, amores, hijos, en fin, una vida por vivir?. ¿Y si estaba de paso por casa y no pensaba en atacarme?.
Bueno, es así, o ellos, o yo. Algo como lo que le pasa a Clint Eastwood en su personaje de Harry Callahan, cuando dice “Make my day”, pero con culpa judía.
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viernes, 9 de marzo de 2007

Nos encontramos en el mismo lugar

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"El arte de la ficción", apuntó en su block de notas. De David Lodge, L-O-D-G-E. Es inglés.
Supongo que a mi analista le interesó el dato, cuando se lo nombré. Yo me quedé pensando en lo de la otra sesión. Porque podría haber interpretado que querías decirme que estaba sola. Pero yo se muy bien que dijiste otra cosa. Estamos solos. Es verdad, no era melancolía el sentimiento. Era la llegada de los años y la comprensión de que estamos solos. Eso no es melancolía, saberse solo, no.
Estuve varada en los capitulitos (son cortitos) del "Flujo de la conciencia", y del "Monólogo interior", y se me ocurrió decirle que Lodge pone unos fragmentos de Joyce y de Virginia Woolf para dar cuenta de ellos, y dice que, aunque otra gente ya los había usado, Joyce es el máximo exponente. Y que a éste recurso se le endilga la categoría de solipsista. Lodge dice que en realidad, por más que el texto esté centrado en un monólogo, deja de ser solipsista al ser leído por alguien. O sea, no estamos solos. O estamos solos pero no.
Me siento a trabajar en la maqueta de la cubierta. ¿Cómo hago para que todas estas mujeres se sientan cómodas juntas?. Tienen que convivir en paz con un mismo fondo. Pero no puedo poner un mantel con florcitas si tengo la cara de Anaïs Nin, Alejandra Pizarnik, Simone de Beauvoir, Chavela Vargas y María Callas una al lado de la otra. Puse de fondo el compilado de temas para chicas. Que bueno, Blondie. Que bien que pegué ahí The Bangles. Qué grosa Tina Turner. A pesar de que me repriman cada vez que la pongo, Tina canta y yo bailo. Es el efecto Tina. "What`s love got to do, got to do with it?. Who needs a heart when a heart can be broken?". No importa que Anaïs Nin me mire desde la foto mientras Tina canta. Al fin y al cabo éstas seis mujeres se hicieron la misma pregunta. Tina, a su manera, en los ochentas, cantando, Anaïs escribiendo. Etcétera. Yo me sigo haciendo la misma pregunta. Mejor vuelvo a Bowie. Ese video... Esas plumitas... ¿Y si le pongo de fondo una textura de plumitas a la tapa?. No, cualquiera. Simone y un fondo glam no me parece. Si algún día alguien me besa como Bowie en el video de China girl, yo hago lo que me pidan. Si alguna vez alguien me mira y me toma, como Bowie hace con la chinita, yo hago lo que me pidan. Si alguien viene y me baila al lado como Bowie, yo hago lo que me pidan. Pero si un día alguien hace todo eso a la vez conmigo, yo finalmente me entrego. Y tengo que entregar esta tapa la verdad. Me tengo que poner las pilas ya. Una vez mi analista me dijo que me parecía a Callas. Me hubiera encantado creer que me parecía a ella, hubiese sido un gran piropo, pero la verdad es que creo que se refirió a mi tono operístico.
Diseñar libros. Escribir sobre diseñar libros. Escribir sobre escribir. Leer libros sobre diseño. Escribir mientras diseño. Diseñar mientras escribo. ¿Diseñar?. ¿Escribir?.
Mi analista estuvo muy de acuerdo con Lodge cuando vio que a él no le parecía solipsista el monólogo interior o flujo de la conciencia en la escritura. Yo también estoy de acuerdo. Yo no tengo amigos imaginarios. Yo tengo amigos. Tina me hace bailar, Chavela me hace llorar, con Bowie siempre me tomo una copa, Lodge me presentó a Amis y me cayó muy bien.
Usted también está de acuerdo. Usted no está solo, usted está aquí conmigo. Yo no estoy sola, estoy aquí con usted. No estamos solos.
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miércoles, 7 de marzo de 2007

Bowie, Jagger, let's spend the night together!

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Bien, la cuestión es así: Los Rolling Stones grabaron el tema "Let's spend the night together", de su autoría, en 1967 para el single en Inglaterra, formando parte éste también del disco Between the Bottoms para los Estados Unidos el mismo año. Bowie grabó la versión del mismo tema para su disco Aladdin Sane en 1973.

Rolling Stones, Let's Spend the Night Together.


David Bowie, Let's spend the night together.


Resulta que éste tema fue presentado en vivo por los RS en el programa de Ed Sullivan. Pero antes, Ed le pidió a Mick, que cambie la letra ya que contenía referencias explícitas al sexo. Todos ubican a Ed; el de la película de Oliver Stone, cuando le pide Jim Morrison que cambie la letra de "Light my fire" por las referencias que hace a la droga.
Quizás no sea en vano que Bowie haya elegido versionar "Let's spend the night together", sobretodo teniendo en cuenta los rumores de que Mick y David pasaron la noche juntos.

Un fragmeno de la letra de "Let's spend the night together":

This doesn't happen to me ev'ryday (oh my)
Let's spend the night together
No excuses offered anyway (oh my)
Let's spend the night together
I'll satisfy your every need (every need)
And I now know you will satisfy me
Oh my, my, my, my, my
Let's spend the night together
Now I need you more than ever
Let's spend the night together now

Está claro que ésta no es la única vinculación entre Bowie y Jagger, ya que en la historia de ellos se hallan varias anécdotas. Por ejemplo la siguiente. En todo triángulo amoroso alguien es el disputado (¿el que mejor la pasa?), y aquí no se puede dejar de mencionar a Angela, o Angie, la mujer de David Bowie en ese entonces y la afortunada en cuestión. Según varios rumores, a pesar de que Jagger no compuso letra y ha desmentido la interpretación que se hace de ella, se dice que el tema compuesto por los RS en 1972 "Angie", alude a un supuesto romance entre Jagger y la mujer de Bowie.

Aquí tenemos a Angela (ex)Bowie.



Los Rolling Stones tocando Angie.


Y un fragmento de la letra:

Angie, angie, when will those clouds all disappear?
Angie, angie, where will it lead us from here?
With no loving in our souls and no money in our coats
You cant say were satisfied
But angie, angie, you cant say we never tried
Angie, youre beautiful, but aint it time we said good-bye?
Angie, I still love you, remember all those nights we cried?
All the dreams we held so close seemed to all go up in smoke
Let me whisper in your ear:
Angie, angie, where will it lead us from here?

Se ve que mucho no importó el asunto, ya que en 1985 Bowie y Jagger se reunieron para cantar Dancing in the Street.

Éste es el recital, con Paul McCartney en escena.


Y éste es el video.


Si, supongamos, yo habitase en otra dimensión, y me dijesen que puedo pasar una noche en una isla perdida, con Bowie y Jagger, no tendría problema alguno. Pero si me pusiesen como condición que tengo que elegir entre uno de los dos, me quedo con Bowie por tres razones:
1) Musicalmente prefiero lo que hace Bowie, por lejos. ¿Por qué?. Porque sí, porque me gusta más.
Por ejemplo, para mi Space Oddity (1969) es una de las mejores canciones de toda la historia del rock. Por su sonido, por la letra, por la voz, por la referencia a Kubrick (2001, Odisea del espacio), por el contexto en que fue producida. Nunca antes ni después alguien puso en palabras y en música de manera tan perfecta a la soledad. A la escisión del mundo. A la pérdida. El momento en que Bowie repite obsesivamente: "Can you hear me major Tom?" para luego quebrar la música y cambiar el punto de vista del relato, me eriza la piel. Es perfecto. El video, una idea sencilla (el estudio de grabación sería la capsula espacial por analogía), es contundente.

2) Nótese la diferencia de baile de cada uno; Jagger es más flexible, más saltarín, más elástico, más histriónico, lo que supuestamente connotaría más sexy, pero Bowie, es mucho más interesante, a pesar de tener sólo un movimiento de cadera. Con su tosquedad, ritmo soviético, rigidez masculina. Total, lo que cuenta aquí es que la mirada penetrante y el movimiento de cadera van siempre para adelante.
3) También, lo que importa en los triángulos, no es con quien se queda el disputado, sino lo que le gusta. Y por suerte Bowie tiene muy buen gusto, porque aunque Angela sea rubia, y yo morocha, a él le gustan las chicas de zapatos rojos.

Y si no, vean. Let's Dance. Bowie.

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martes, 6 de marzo de 2007

El adolescente y yo

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El adolescente y yo estamos sentados en el mismo banco de piedra frente al complejo de cines. El adolescente está esperando, miestras escucha en su reproductor de mp3: ¿Radiohead?. ¿Nirvana?. ¿White Stripes?. ¿Gorillaz?. No lo sé, no tengo idea de lo que escuchan los adolescentes ahora, la verdad. Yo arranqué con los 50s y me quedé en los 80s, pasando por los 60s y 70s. Aún no logro que me guste ninguna banda de los 90s. Ni de ahora... con excepción de Franz Ferdinand (y creo que el sonido de ellos baila bien con las décadas de mi predilección).
Yo también estoy esperando. Faltan 20 minutos para que empiece la película. Estamos demasiado cerca, y noto su piercing en el labio superior. Dios mío, cómo debe doler esa cosa. De fondo una pequeña cascada ruidosa que cae de la fuente de agua. El sonido es monocorde y parece un televisor encendido. Sin embargo, no anula la pieza de tango que tocan a unos metros frente a nosotros. Reconozco la música, es milonga. Miro al adolescente de costado, y veo como se mueve al ritmo de su mp3. Él, con su Radiohead sonando, yo, con mi milonga marcando el paso. ¿Cuando fue que empecé a escuchar tango?. Dos clichés, una década y media él, casi tres yo, sentados uno al lado del otro.
Parece retraído, indiferente, triste. Está solo y yo también. Vine sola al cine. Probablemente él también. Tenemos una coincidencia. Me sonrío.
Miro sus Allstars, y miro mis tacos. ¿En qué preciso momento fue que empecé a usar tacos?. Ya ni me caigo, creo que los estoy llevando con gracia últimamente.
Tiene una revista en la mano, alguna de música (no, no es la revista La Mano). Revistas que no existían cuando yo empecé a escuchar rock. Recuerdo cuando me escapaba de mi casa por unos días, y corría al encuentro del editor de música. No importaba que yo tuviera 19 años y el casi 60. Siempre nos entendimos. Es fácil hablar mal de él. Conmigo fue un amigo. Nunca me tocó un pelo. Nunca, siquiera, lo intentó. Éramos como un Lolita sin sexo, sin trasgresión. Me decía que yo era una palomita blanca. A su manera, me protegía. Hace poco tuve noticias de él, hace mucho que no lo veo, le perdí el rastro. Después de esa época vino todo lo que ya sabemos: el primer trabajo, la primera vez, irse a vivir solo, el primer amor, la vez que te rompieron el corazón.
La milonga sigue sonando, y noto de golpe que el adolescente se para y se va. Giro la cabeza y lo veo ir. Se encuentra con sus amigos, ríen, se abrazan, se alejan del cine. No estaba haciendo tiempo para ir al cine solo.
Yo sigo esperando que empiece la película, de fondo el sonido del agua cayendo, y considero mientras, que cuando vuelva a las clases de tango, tengo que hacer ese seminario de milonga.
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sábado, 3 de marzo de 2007

So lonely

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Moverme entre las cajas aún no abiertas de la reciente mudanza, post separación. Saltar entre las decenas de fotos regadas sobre el colchón en el piso. Girar sobre mi propio eje al ritmo de la música, con el estómago revuelto. Marcar con los pies y las manos el sonido entre ska y reggae un sábado a las 10 de la noche. Bailar So lonely de The Police a todo volumen en la intimidad de mi nuevo hogar.
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viernes, 2 de marzo de 2007

y si me invito a vivir con vos,
no es en serio, la invitación justo no te llega
y después cuando te toco timbre,
el portero se rompió y me tomé el colectivo para el otro lado
mañana, cuando me ponga la bombacha nueva,
no te asombres, porque seguro no la vas a notar
y cuando llegue la noche,
no importa, porque me duermo,
o me ignorás
o te vas a la esquina y yo a la otra
y no nos hablamos
o si me decís
nunca se sabe
seguro que nosotros no
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